Proceso de recubrimiento en polvo

1. Preparación de la superficie: El primer paso consiste en limpiar la superficie del artículo que se va a recubrir. Esto puede incluir la eliminación de suciedad, grasa, óxido o pintura vieja. Los métodos habituales de preparación de superficies incluyen el arenado, la limpieza química o el fregado manual.

2. Aplicación del recubrimiento en polvo: Una vez limpia y seca la superficie, se aplica el recubrimiento en polvo. Esto se realiza generalmente con una pistola pulverizadora electrostática que carga las partículas de polvo, permitiéndoles adherirse a la superficie del objeto. El polvo también puede aplicarse mediante inmersión en lecho fluidizado en algunas aplicaciones.

3. Curado: Tras la aplicación, el artículo recubierto se coloca en un horno de curado. El calor funde el polvo y lo transforma en una película lisa, que reacciona químicamente para formar un recubrimiento duro y duradero. El proceso de curado suele tener lugar a temperaturas de entre 180 °C y 200 °C (350 °F y 400 °F) durante un tiempo específico, dependiendo del tipo de polvo utilizado.

4. Enfriamiento: Tras el curado, la pieza se retira del horno y se deja enfriar. Al enfriarse, el recubrimiento se endurece y fragua, proporcionando un acabado resistente.

5. Inspección y control de calidad: Finalmente, se inspecciona el producto recubierto para asegurar su calidad. Esto puede implicar verificar la uniformidad, la adhesión y cualquier defecto en el acabado.

El recubrimiento en polvo es popular porque ofrece un acabado fuerte y resistente, menos susceptible al astillado, rayado y decoloración que las pinturas líquidas tradicionales. Además, es más ecológico, ya que produce menos compuestos orgánicos volátiles (COV).